Basta una chispa, una fogata mal apagada, un cigarrillo encendido que caiga en el pasto seco y el fuego se inicia tímidamente primero y luego el viento se encarga de aportar su cuota de maldad haciéndolo crecer hasta lo insospechado o lo incontenible. Tengo la impresión que eso es lo que ocurre en el bosque - que además de engalanar la ciudad es su pulmón verde; los bomberos – cada vez que hay un incendio – le dedican horas de trabajo para apagarlo y muchas veces no es un solo foco, por el contrario tres o cuatro a la vez. No importa si es de día o noche, ellos emprenden una tarea abnegada y voluntaria, hasta controlarlo, contenerlo y evitar que se propague. Lo hacen una y otra vez, aún a riesgo de su propia vida.
No todas las ciudades del país tienen como Ovalle una puerta de ingreso tan verde, en muchas - en especial en el norte - con suerte hay matorrales bajos o simplemente un árido desierto en sus alrededores, que las va cercando lentamente. El hombre con su supina ignorancia ha logrado despoblar nuestra tierra de árboles y/o especies autóctonas, las que han sido barridas por la necesidad de leña que tenían los mineros de entonces, y a raíz de ello, los tamarugos otrora frondosos y altos, fueron prácticamente aniquilados en el pasado lejano. Actualmente y gracias a un programa especial desarrollado hace ya más de 30 años, han vuelto a posesionarse de una parte del desierto, en plena pampa, frente a Iquique. Los viajeros que pasan por allí creen de pronto ver un espejismo verde, después de tantas millas de soledad y descampado.
En las regiones de Tarapacá, Antofagasta, Atacama y Coquimbo, existe poca vegetación porque la aridez del desierto de Atacama influye en las regiones del norte del país, a lo que se suma una notable ausencia de lluvias. Arboles como el pimiento, el algarrobo, el chañar y los cactus son de las pocas especies que resisten tan duras condiciones climáticas, y debiera ser tarea de todos cuidarlas, plantarlas y reproducirlas. Esto debiera formar parte de la enseñanza básica de nuestros niños, capacitándolos y enseñándoles a reforestar hasta el patio de su casa, con alguna de las especies que he mencionado, pero, con pirómanos y gente descuidada que incendian constantemente el bosque y los pastizales de las cercanías en los alrededores de la ciudad, la tarea se hace cada vez más difícil, perdiéndose especies nativas y foráneas con cada incendio, a lo que hay que sumar los miles de litros de agua, que ya comienza a escasear aquí y en ciertas partes del mundo. Es hora de preocuparse por la flora y la fauna de nuestra tierra.
MARANDA
Comentarios
basta que la municipalidad
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basta que la municipalidad postergue a los bomberos hasta quedar sin petroleo...
Me pareció muy bueno porque
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Me pareció muy bueno porque se trata de que hay que cuidar el medio ambiente, además hay que tener cuidado con lo que haces en el bosque cuando sales a pasear o cuando vas de excursión, ten cuenta que no debes destruir las plantas, prender fuego sin apagar, ni tirar basura en cualquier parte, porque las plantas son esencial e importante para la vida de los humanos y animales.
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